El sueño rosa se esfuma sin embargo todavía queda la esperanza
David Arroyo cede a Ivan Basso el maillot de líder de la ronda italiana después de hacer una exhibición de lucha, coraje y valentía.
Antonio Á. Torres
Habrá perdido el maillot rosa de líder del Giro de Italia, pero este viernes David Arroyo se ha ganado el corazón de los amantes del deporte en general y de una ciudad volcada con su ciclista. Su lucha, casta y garra le ha servido para protagonizar una de las mejores etapas en una gran vuelta que se le recuerdan, en especial por su espectacular bajada del Mortirolo, sin embargo las malas compañías en la ascensión al Aprica (Evans, Vinokourov, Sastre y Gadret) le han jugado una mala pasada y el sueño rosa de momento vuela con dirección a Liquigas.
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Esta 19ª etapa se podría empezar a contar a partir de la ascensión a la mítica cima de la jornada donde el corredor del Caisse d’ Epargne, al comienzo de la subida, optó por llevar su propio ritmo, sin prisa pero sin pausa, descolgándose del grupo cabecero transalpino formado por Basso, Nibali y Scarponi, llevando por delante al resto de favoritos y coronando a 1'55" de la cabeza.
¡Aprieta el culo, Papi!, le decía el pequeño de la familia Arroyo desde la lejanía que representaba estar a más de mil kilómetros viendo por la televisión la prueba en compañía de su madre, su familia y una gran cantidad de amigos que quisieron juntarse para ver la carrera en grupo desde la planta alta de la cafetería de El Corte Inglés.
Por curioso que parezca esas palabras parecieron llegar por telepatía al de Talavera quien inició trepidante descenso, con el piso mojado, y en el que recorto 1’15” con respecto al trío cabecero, estando a tan solo 38 segundos de darles caza, junto a un Vinokourov que no le vio llegar, como tampoco lo hicieron el resto de sus rivales que le precedían en la clasificación de la jornada y a los cuales pasó como un misil.
En ese momento, era hora de tener la cabeza fría pensando que la mejor alternativa sería la de dejarse coger por Evans, Sastre y Gadret, esperando colaboración para dar caza a la cabeza de carrera, pero he aquí la traición. En el grupo de cinco sólo tiraba el de rosa, mirando para otro lado el resto cuando Arroyo les pedía su apoyo para recortar distancia con los de adelante. No hubo entendimiento, nadie quería colaborar, y cediendo en meta 3 minutos y 6 segundos con respecto al vencedor, Scarponi.
Así lo vio David Arroyo
“Estoy muy contento de mi actuación, entraba dentro de mis perspectivas. He luchado para conservar el liderato, pero era previsible perder la maglia. Basso, por todos es sabido, estaba muy fuerte, como lo ha ido demostrado en etapas anteriores. He hecho todo lo que estaba en mi mano, hoy es uno de esos días, que tengo poco que decir, lo he demostrado todo sobre la carretera, tanto subiendo como bajando, como encabezando al grupo perseguidor”, indicaba el cerámico a su gabinete de prensa.
Respecto a la parte polémica de la carrera, ese último tramo de ascensión al Aprica, David Arroyo lo veía de la siguiente manera: “He echado de menos, un poco de colaboración para dar caza a la cabeza de carrera. Parecía que la cosa no iba con ellos y no les importaba perder un puesto en el cajón, cosa que yo voy a pelear hasta el final para estar en el pódium en Verona.”
Para despedirse quiso mandar un mensaje a todos los seguidores, a los cuales espera hacerles un regalo para el domingo: “Estoy orgulloso de hoy y de la gente que me ha apoyado hasta ahora y que sigue haciéndolo incondicionalmente. Espero recompensarles con un puesto en el pódium”
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